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Primi Gesuiti

Juan Alfonso Polanco,
Summarium hispanium de origine
et progressu Societatis Iesu

Brani scelti

 

 

 

J.A. Polanco,
Summarium
hispanium
de origine et
progressu
Societatis Iesu,
(1547-1548)

in FN I, MHSI,
Roma 1943

 

 

 

 

 

 

 

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documenti

 

Pietro Favre,
Memoriale

Manresa

 

Barcellona

 

Alcalà

 

Parigi

 

Con Fabro e Francesco Saverio

 

I primi 10 compagni

 

A servizio di tutti i carismi

 

Il voto di Montmartre
e la vita di comunione dei primi gesuiti

 

Dio li conservava uniti per una grande opera

 

Il viaggio da Parigi a Venezia

 

La decisione del nome: Compagnia di Gesù

 

Il discernimento in comune a Roma

 

 

 

 

Manresa

 

pp. 163-164

24. Mas, tornando al propósito, entre otras cosas que le enseñó Aquel qui docet hominem scientia [Sal 93,10, ndr] en este año, fueron las meditaciones que llamamos Ejericicios espirituales, y el modo dellas; bien que después el uso y experiencia de muchas cosas le hizo más perfeccionar su primera invención; que, como mucho labraron en su misma ánima, así él deseaba con ellas ayudar a otras personas. Y estos deseos de comunicar al prójimo lo que Dios a él le daba, siempre lo tuvo, hallando por experiencia que no sólo no se diminuía en él lo que comunicaba a otros, pero aun mucho crecía. Así que, en la misma tierra de Manresa comenzó a dar estos ejercicios a varias personas, a las cuales especialísimamente visitaba el Señor por este medio, con ilustraciones y consolaciones, gusto admirable de las cosas espirituales, y aumento de todas virtudes.

 

Barcellona

 

p. 166

28. Convalecido ya, y hubiendo estado en Manresa un año, vínose a Barcelona con ánimo de estudiar, pareciéndole que para mayor gloria divina y ayuda de sus prójimos, le servirían las letras, junto con lo que Dios N. S. supernaturalmente le confería. Y así comenzó el estudio de gramática, guardando el modo de vivir que en Manresa había comenzado, de comer de limosnas y dormir en el hospital; que esta pobreza de espíritu y exterior mucho de veras quiso guardarla. Usaba también conversar particularmente con personas varias en pláticas y ejercicios espirituales, en los quales le era dada gran eficacia para ayudar, y gran discreción para conocer y gobernar un anima, así tentada, como visitada del Señor.

 

p. 169

33. [...] y después en París, donde tenía las mismas ocasiones y mayores de ser tibio en el estudio, se quietó y venció por la misma vía, ofreciéndose a su maestro en artes etc. Y porque solía con el maestro Fabro entrar in pláticas espirituales que, por ser más habituado y gustar más dellas, le hacían también impedimento para los estudios, hizo con él concierto que por un tiempo no hablasen de las cosas de Dios.

 

pp. 170-171

35. Pero, tornando a Barcelona, en el tiempo de su estudio no dejaba de dar de sí buen odor y ayudar con el ejemplo y conversaciones y ejercicios espirituales a muchas personas. Comenzó desde allí a tener deseos de juntar algunas personas a su compañía para seguir el diseño que él desde entonces tenía de ayudar a reformar las faltas que en el divino servicio veía, y que fuesen como unas trompetas de Jesucristo; y hubo cuatro compañeros: un Artiaga que después murió Obispo en las Indias; y un otro Cáceres, que servía al visiorey, y un otro que se decía Calixto, el cuel él había ayudado para ir a Hierusalem, y a la vuelta se juntó con él para seguir el mismo modo de vida. Sin estos tres, se les juntó un otro mancebo. Pero esta su compañía, como parto primerizo, no se prosperó ni conservó mucho; porque, aunque el Señor los visitaba con admirable fervor y dones suyos el tiempo que con él perseveraron, entre las aflicciones y su salida de España se apartoron dél y volvieron al mundo, con fines muy diversos de tal principio.

 

Alcalà

 

p. 172

36. Pero, tornando a mismo Iñigo, después de haber estado en Barcelona algún tiempo, cuanto duraba el estudio de gramática, determinóse de ir Alcalá para estudiar con más comodidad las artes y teología; pero comenzaron a ser tanta en aquel lugar sus ocupaciones espirituales, así en razonamientos particulares de las cosas del Señor, como en pláticas comune sobre los mandamientos y doctrina cristiana, que tampoco pudo mucho atender al estudio, tirándole así la sed que tenía de ayudar a los prójimos, como el provecho espiritual que en muchos hallaba, saliendo muchos de pecado mortal y otros aprovechándolse en la vía de Dios por medio de su conversación y exhortaciones que hacía en el hospital donede estaba, ayudándole sus compañeros a lo mismo, y extendiéndose ya a muchas personas, que con gran devoción venían a buscarle hasta su cámera en lo hospital donde estaba.

 

Parigi

 

p. 177

45. Pues desta prisión y sentencia tomó ocasión de ir a París, bien que a esto era también movido por poderse más enteramente dar al estudio, no teniendo la lengua francesa para comunicarse al prójimo, teniendo también por principal intención el coger gente en aquella universidad, si Dios N. S. fuese servido de mover algunos en cuya compañía él insistiese en el servicio divino, en el modo que juzgaba sería más conveniente a él. Así se fué a pie para París, haciendo que cierta previsión de dineros que algunas devotas personas de Barcelona le querían hacer, se la pusiesen en París.

 

Con Fabro e Francesco Saverio

 

pp. 181-182

52. En tiempo asímismo del estudio atendía a otras muchas buenas obras que sin dispendio dél podían hacerse, como es favorecer a muchos pobres estudiantes, no solamente de lo que él tenía, pero de otros amigos, poniendo a unos con amos que les diesen comodidad de estudiar, haciendo dar porciones a otros, buscando para otros estudiantes, aconsejando a otros y en diversos modos ayudándolos. Y con estos mismos medios, ultra del divino servicio presente, ganaba el amor de muchos, teniendo ojo al fin suyo de traer algunas personas que más ingeniosas y hábiles para su propósito le parecían. As se hizo amigo a Fabro, ayudándole en lo temporal, el cual en letras humanas y en artes veía señalarse, tanto que decía su maestro Peña, que cuando él tenía alguna duda en Aristóteles, no tená a quien demandársela sino a Fabro su discípulo, especialmente por ser buen griego. Este fué el primero de los hijos que perseveraron, el cual después con los ejercicios entró muy profundamente en las cosas espirituales, y en ellas comenzó a dar mucho buen odor de sí, y ayudar a muchos, aun antes de partirse de París. A maestro Francisco Xavier ganó quasi en el mismo tiempo, aunque no con el mismo medio, sino buscándoles discípulos, cuando regentaba. Tras él al Maestro Laynez, que vino de España ya docto en artes, y en la misma hostería donde se había apeado, le topó Iñigo; y dándole alungos consejos, aun para en lo temporal, se le hizo amigo; y él trajo a Maestro Salméron tras sí, que desde España eran grandes amigos. Cerca deste tiempo vino Bobadilla de España, y haciendo recurso a Iñigo, como persona que tenía fama de ayudar aun temporalmente muchos estudiantes, fué dél ayudado, procurándosele comodidad de poder estar y estudiar en la universidad.

 

I primi 10 compagni

 

p. 183

53. Todos estos 5, por vía de ejercicios y conversación, vinieron a mucho aprovecharse en las cosas espirituales, y determinarse de dejar el mundo y seguir el insituto de Iñigo, y esto quasi en un tiempo, acabado el curso de artes. Después dellos vino M.° Claudio por la misma vía en el mismo propósito. Y más cerca del fin vino M.° Simón, que de antes que conociese al M.° Iñigo erat vir desiderorium, aunque por ventura no tanto secundum scientiam; y hablándole y conversándole, entró en el mismo propósito. Otros dos, que son M.° Pascasio y M.° Joan Coduri, ganáronse por vía del M.° Fabro, después de Iñigo partido. Y estos son lo 10 que sólos había, cuando se insituyó y confirmó la Compañía, como después se dirá.

 

A servizio di tutti i carismi

 

pp. 183-184

54. Sin éstos había el Señor movido por Iñigo diversas personas (como en todos los lugares donde ha estado) a más servirle, continuando las confesiones y comuniones y otros espirituales ejercicios, y algunos a dejar totalmente el mundo, y meterse en la vía de la pobreza y la cruz de Cristo; de los cuales algunos han tornado atrás, aunque les quedan algunos vestigios del Señor, y viven cristianamente; otros han entrado en diversas religiones, como franciscanos, dominicanos y cartujos, en las cuales perseveran con muy buen ejemplo y edificación. Pero, entre los otros, hubo los arriba dichos y tre otros que por vía de oración se habían determinado de servir a N. Señor, dejando todas las cosas del mundo, siguiendo el modo de vivir de Iñigo. Dos destos tre (no siendo aún cierto el modo de vivir que Iñigo y los otros habían de seguir, sino que estaban, come se ha dicho, determinados de emplearse, dejadas todas cosas, en lo que mayor servicio de Dios y bien de las ánimas sintiesen), entraron en la orden de S. Francisco, donde se sabe del uno que hace gran fructo y es gran siervo de Dios; otro tornó atrás de sus buenos propósitos, a quien aun es esta vida no ha faltado exterior castigo.

 

Il voto di Montmartre
e la vita di comunione dei primi gesuiti

 

p. 184

55. Ahora estos compañeros determinados como es dicho, estando ahí Iñigo se establecieron en su propósito y conservaron en este modo. Primeramente todos ellos hiecieron voto en Sta. María de Monte Martyrum de dedicarse al servicio del Señor en perpetua pobreza. Y cada año, el día de Sta. María de Agosto, confirmaban este su voto, yendo allá todos juntos, después de se haber confesado y comunicado. El 2° medio era de la conversación de unos con otros, juntándose no solo el día de la confirmación, pero entre año, aunque ellos vivían en diversas partes, ahora en casa de uno, ahora de otro, comiendo juntos en caridad y tratándose: donde nacía mucho amor de unos para otros, y ayudándose y escalentándose unos a otros en lo temporal, ultra de lo espiritual de virtudes y letras, porque quién dellos abundaba en lo uno, quién en lo otro. El 3° medio era el frecuentar los Santos Sacramentos de confesión y comunión. El 4° de la oración a que se daban, y del mismo estudio, que era de cosas sacras, en el cual todos se aprovecharon no poco, con la divina ayuda, enderezándolos todos a gloria de Dio y ayuda de los prójimos.

 

Dio li conservava uniti per una grande opera

 

pp. 184-185

56. Pero, sobre todos medios, el que los quería para fundamento de una grande obra y de mucho servicio suyo, los conservaba. Y es de considerar y tener por maravilla grande, que ni el P. Iñigo, ni los dichos compañeros, con estar tan determinados de emplearse cuanto más fuese posible en servicio de Dios, no se aplicaron a ningua religión; y con no tener cierto ningún instituto que hubiesen de seguir ni prevenir nada de hacer lo que ha sucedido de la Compañía, se entretenían en uno; que parece, siendo como eran personas de letras y entendimiento, estar así inciertos y suspensos, no era sin gran providencia de Dios que, sin ellos saberlo, los guardaba para tanto grande obra de su servicio y gloria.

 

Il viaggio da Parigi a Venezia

 

p. 185

57. A lo que ellos entonces parece tenían más especial inclinación, era a pasar en Jerusalem, y después predicar, si hubiese lugar, a los infieles, o morir por la fe de Jesucristo entre ellos. Y así hiceron todos voto de ir a Hierusalem (si dentro de un año después de lllegado podían pasar allá), a donde pensaban encomendarse a Dios para determinarse qué debían hacer, no sabiendo lo que dio quería dellos, si tornar acá o quedar allá; y a esto último más se inclinaban. En caso que no pudiesen pasar, votaron de representarse al Papa, como Vicario de Cristo, para que su Santitad los enviase donde pensase que sería Dios más servido. Y así, cuando Iñigo se partió de París acabado su estudio, porque ellos no le habían acabado, quedó que le acabesen, y que para el año de 1537, el día de la conversión de S. Pablo se partiesen de París para Venecia, donde habían de hallar a Iñigo; aunque porque ocurrieron las guerras, salieron ante, a 15 de noviembre 1536. La causa porque no les esperó Iñigo, era porque le trataba muy mal la tierra, por ser fría, y también porque desaba dar una vuelta a su patria, y quería hacer las cosas de algunos de sus compañeros en España. Y dejándoles el concierto y modo dicho, y el Maestro Fabro come mayor hermano dellos, se puso en camino para España.

 

p. 189

63. Llegaron, pues, los compañeros a Venecia a 8 de Henero de 1537, partiendo a quince de noviembre pasado, tiempo harto recio para caminar; y porque tenían el día ya señalado, aunque el Maestro Laynez estaba enfermo, no dejó de ponerse en camino, y aun vestido de cilicio debajo de sus vestes. Su venida fué por Loreyna y Alemaña, no dejando las guerras que entonces había, pasar por Francia. El modo de venir era a pie en todos nueve (porque otros tres, come es dicho, que estaban en el mismo propósito en París, no quisieron seguirlos); y con vestidos de poco precio y sus libros de mano y otros a cuestas; y cada día los sacerdotes que eran tres, Mestro Fabro y Maestro Claudio, Maestro Pascasio [decían misa]; y los otros que eran seglares se confesaban y comunicaban; a la entrada de las posadas hacían un poco de oración dando a Dios gracias etc.; y a la salida otro tanto. En el comer, antes menos que más de lo que les bastara; hablando en el camino de cosas de Dios, o pensando cada uno por sí, o haciendo oración, como Dios le daba gracia. En lo que había que resolver, después de haber heco oración quitamente lo resolvían, tomando la parte a que inclinaban los más; y este modo guardarono hasta que hicieron superior.

 

La decisione del nome: Compagnia di Gesù

 

pp. 203-204

86. Cuanto al nombre de la Compañía, y modo cómo se hizo y confirmó etc., lo que de información y escrituras de los mismos padres de la Compañía he podido saber, es lo siguiente. El nombre es la Compañía de Jesús, y tomóse este nombre antes que llegase a Roma; que tratando entre sí cómo se llamarían a quin les pideise qué congregación era esta suya, que era de 9 ó 10 personas, comenzaron a darse a la oración y pensar qué nombre sería más conveniente; y visto que no tenían cabeza ninguna entre sí, ni otro prepósito sino a Jesucristo, a quien sólo deseaban servir, parecióles que tomasen nombre del que tenían por cabeza, diciéndose la Compañía de Jesús. Y en esto del nombre tuvo tantas visitaciones el P. M.° Ignacio de aquel cuyo nombre tomaron, y tantas señales de su aprobación y confirmación deste apellido, que le oí decir al mismo que pensaría ir contra Dios y ofenderle, si dudase que este nombre convenía; y siéndole dicho y escrito de mudarle, porque unos decían que nos alzábamos a Jesucrito, otros otras cosas, él me acuerdo me dijo que si todos juntos los de la Compañía juzgasen y todos los otros, a quines no es obligado a creer so pena de pecado, que se debía mudar este nombre, que él solo nunca vendría en ello; y pues está en constituciones que uno dissentiente no se haga nada, que en sus días nunca se mudará este nombre. Y esta seguridad tan inmovible suele tener el P. M.° Ignacio en las cosas que tiene por vía superior a la humana, y así en las tales no se rinde a razones ningunas.

 

Il discernimento in comune a Roma

 

pp. 204-205

87. Pero, viniendo al modo con que se hizo la Compañía, primero es de considerar que viniendo a Roma no traían propósito ninguno de hacer congregación ni forma alguna de religión, sino emplear sus personas en servicio de Dios y de la Sede Apostólica, ya que no pasaban a Jerusalem. Pero estando en Roma, y visto que se acercaba el tiempo en que se habían de dividir, enviados a diversas partes por el Papa, y viéndose de tan diversar naciones juntados en espíritu y llamados de una misma vocación, comenzaron a tratar de la forma de vivir que debían tener; y porque había diversidad de pareceres al principio, determinaron todos que convenía tomar tiempo y darlo a la oración y misas y consideración para tratar esta cosa, confiados que Dios los inspiraría lo que fuese su santa voluntad, haciendo ellos de su parte lo que podían; y así, lo que entre día Dios daba a sentir a cada uno, proponíanlo de noche, todos ayuntados, para que lo que con más votos y razones se hallase aprobado, todos seguiesen.

 

p. 205

88. La primera cosa que se puso en disputa fué, si entre sí tendrían algún vinculo de unión, ya que todos tenían voto al Sumo Pontefice, en manera que los unos tuviesen inteligencia  y cuidado de los otros o no; y definióse la parte afirmativa: que antes se debía confirmar y establecer la unión que parece había Dios N. S. hecho en perosnas de tan varias naciones, para que tuviesen más fuerza para las cosas del servicio de Dios, etc. La 2ª y más difícil duda era si, ya que todos tenían voto de castidad perpetua y pobreza, hecho en manos del legado del Papa, que residía en Venecia, sería expediente hacer el 3º voto de obediencia a uno dellos, para que mejor y con más merito pudiesen cumplir la voluntad de Dios y del Vicario suyo; en esto, después de muchas noches conferirlo, y usar muchas disposiciones para mejor acertar en este punto, trayendo todos razones a una parte, y después todos a otra, se determinaron finalmente que convenía hacer obediencia a uno dellos, pero con presupuesto, en los dichos y todos los demás puntos, que nada sin la confirmación y aprobación de la Sede Apostólica se hiciese.

 

pp. 205-206

89. A esta manera, el año mismo que se juntaron en Roma, que fué 1538, trataron los otros puntos que se contienen en la primera bula de la erección y constituciones viejas, como de la pobreza, probaciones, colegios y otras cosas; y porque, durando esta cosa algún tiempo, en tanto su Santidad enviaba fuera algunos de los compañeros, os que se iban de Italia dejaban su voz a los que en ella quedaban, para que de loas cosas tocantes a toda la Compañía determinasen o todos, o los que a Roma cómodamente pudiesen llamarse. Y así, en ausencia de algunos de los compañeros, el P. M.° Ignacio con los que en Roma estaban, a quienes los demás estaban remitidos, poniendo en orden la forma de vivir suya, quisieron, sin otro medio alguno, presentarla al Papa; pero queriéndose el Papa partir de Roma, por no esperar a la tornada, usaron del Cardenal Contarino para proponérsela; y así su Santidad la concedió toda, hablando cosas en gran loa de la Compañía, y como con un espíritu profético dicendo que esta congregación había de reformar la Iglesia y otras cosas, que demonstraban gran esperanza que será Dios muy servido desta Compañía.

 

 

Inizio